• If you would like to get your account Verified, read this thread
  • The TMF is sponsored by Clips4sale - By supporting them, you're supporting us.
  • >>> If you cannot get into your account email me at [email protected] <<<
    Don't forget to include your username

Deseos de Venganza Cap 12-13-14

gabito

TMF Poster
Joined
Oct 7, 2001
Messages
114
Points
0
Capítulo XII


Mientras tanto, Claudia y sus secuaces llegaban a la estancia de Alicia. La camioneta se detuvo frente a la residencia principal, y la dueña de casa salió para recibir a su discípula.
-¡Bienvenida Claudia!- Dijo dándole un fuerte abrazo. – Ha pasado mucho tiempo sin vernos.-
- Hola Alicia. No ha sido tanto, pero siempre es un gusto encontrarme contigo.- Dijo Claudia con sincera alegría.
Florencia y Eugenia bajaron a las chicas de la camioneta, y el chofer partió llevándose el vehículo.
- Alicia, ellas son Florencia y Eugenia.- Dijo Claudia señalando respectivamente a las chicas. – Están trabajando para mí en la empresa, y ahora están ayudándome en este asunto particular.
- Parecen unas criaturas deliciosas.- Exclamó Alicia relamiéndose, pensando ya en futuras sesiones de cosquillas.
- Sé en lo que estás pensando, Alicia.- Murmuró Claudia cerca del oído de su amiga. – Pero todo a su tiempo. Primero están los negocios.-
- Sí, por supuesto. ¿Cuál de las otras es Romina?- Preguntó.
- La de cabello negro. La rubia es una detective contratada para rescatarla. Aún no sé su nombre, solo que trabaja con Andrea, ¿te acuerdas de ella?-
-¡Andrea! ¡Por supuesto que me acuerdo de ella! ¿Quién podría olvidarla? Sobre todo esos pies tan deliciosos.- Exclamó Alicia.
Daniela escuchó toda la conversación mientras era conducida junto a Romina dentro de la casa. El comentario le resultó extraño, pero lo que más le interesaba, era encontrar un modo de salir de allí. Fuera con Romina o sin ella.
Las chicas fueron liberadas de sus ataduras, y encerradas en una habitación de la planta alta. La decoración era escueta. Había dos camas de una plaza, un armario para la ropa, y una ventana grande, con rejas. En contacto con el cuarto, había un baño bien equipado.
-¿Quién eres tú?- Preguntó Romina mientras estiraba su cuerpo.
- Yo soy Daniela. Yo soy una de las tres detectives que tu madre contrató para encontrarte.-
-¡Ah, que bien! ¿Se supone que vas a rescatarme aquí encerrada conmigo, o tienes algún plan de fuga?- Dijo Romina con sarcasmo.
- No te hagas la tonta, niña. Vamos a sacarte de aquí. Mis amigas nos encontrarán pronto.- Dijo Daniela.
- Bueno, eso espero. No sé si podré soportar otra sesión de tortura.- Dijo Romina con un suspiro.
-¿Te han lastimado?-
- No, solamente me han hecho cosquillas un par de veces.-
- Eso no es tan terrible.- Dijo Daniela mientras investigaba la habitación y pensaba en un plan para huir.
- Eso es lo que crees. ¿Alguna vez te han atado y te han hecho cosquillas durante horas? ¿Te has orinado encima a causa de tanta risa forzada?- Inquirió Romina, sin mencionar el hecho de que durante ese proceso también se había excitado sexualmente.
Daniela se dio vuelta para verla, y con tono compungido, le respondió.
- No. En realidad no.-
- Te comento que es algo terrible. Yo soy muy cosquillosa. Terriblemente cosquillosa. Y esta mujer... Claudia, parecía saberlo y abusó de eso.- Dijo la chica. – Lo peor de todo, es que creo que no va a pedir rescate por mí, sino que simplemente me retiene aquí para hacerme cosquillas. Como si yo fuera un juguete o algo por el estilo. ¡Maldita hija de puta! ¡Cómo me gustaría ponerle las manos encima!- Exclamó.
- Tranquilízate, te sacaremos de aquí. La policía luego se encargará de ella. Confía en mi.- Dijo Daniela tratando de darle confianza.
- Eso espero.- Agregó Romina.





Capítulo XIII


Alicia y Claudia estaban reunidas en la cocina, complacidas de poder verse nuevamente. Habían pasado casi dos años de su último encuentro, y tenían varias cosas que contarse, y varios recuerdos comunes que rememorar.
- Cuando me llamaste diciendo que ibas a venir.- Comentó Alicia. – Me puse a ver muchas fotos viejas. Eran buenos tiempos aquellos.
- Estos tiempos son mejores, Alicia.- Replicó Claudia. – Las cosas marchan muy bien.-
- No me refiero a los negocios, Claudia. Me refiero a la época en que estabas bajo mi poder, cuando podía hacerte cosquillas cada vez que se me diera la gana y por el tiempo que quisiera. ¿Lo recuerdas?- Preguntó la rubia pequeña.
-¡Claro que lo recuerdo!- Respondió Claudia bajando la cabeza. – Fue cuando me iniciaste en todo este asunto del bondage y las cosquillas. Admito que fue terrible al principio, pero aprendí a gozarlo después.- Confesó la mujer.
- Sí, tengo presente eso. Me acuerdo en la forma en que se ponían tus pezones cuando te hacía cosquillas en los pies y en los muslos. Tus tetas siempre han sido maravillosas.- Exclamó la dueña de casa. -¿Cuántas veces te hice acabar en una sola sesión de cosquillas? ¿Cuatro, cinco?- Preguntó.
- En una sola sesión... creo que fueron siete.- Dijo Claudia.
Claudia estaba empezando a ponerse un tanto incómoda. Aunque era consciente que Alicia haría referencia a su pasado como sumisa con ella en algún momento, de alguna forma esperaba que sus vidas actuales hubieran dejado eso en un segundo plano. Si bien extrañaba su compañía, no estaba muy interesada en revivir el pasado. Ahora, ella tenía poder, y se había convertido en la persona que torturaba a los demás. Estaba agradecida a Alicia por las lecciones dadas, pero no tenía deseos de quedar en manos de su amiga y antigua amante otra vez. Intenciones que Alicia parecía tener.
La dueña de casa leyó en los ojos de Claudia su incomodidad, y para no presionar demasiado sobre el asunto, decidió cambiar el tema de conversación un poco. La tenía en su casa, y tarde o temprano caería en sus garras como el los viejos tiempos.
- Dime Claudia, ¿cuánto piensas pedir como rescate por la chica?- Preguntó Alicia.
- En realidad, no quiero dinero. Solo quiero divertirme torturando a la chica, y gozar con la desesperación que imagino, su madre debe estar sintiendo en estos momentos.- Explicó Claudia. – A su tiempo, pediré una especie de intercambio de rehenes. Haré que Beatriz venga a mí, con la promesa de liberar a su hija.-
- Cosa que no piensas hacer.- Acotó Alicia.
- Exactamente.- Afirmó Claudia. – Voy a tener dos juguetes con los que divertirme.
-¿Y qué hay con la otra chica? ¿La detective que se suponía iba a liberarla?- Preguntó la mujer.
- No sé. Será un poco de entretenimiento extra, supongo.-
-¿No hubiera sido mejor dejarla en el camino? Puede que no esté trabajando sola.- Cuestionó Alicia.
- No. Yo sé que no está sola. Trabaja con Andrea. ¿La recuerdas?- Comentó Claudia.
-¿Andrea? ¿La pelirroja tetona? ¿Esa Andrea?- Alicia preguntó con curiosidad y ansiedad.
- Esa misma Andrea.- Fue la respuesta.
-¡Vaya! Esa sí que es una buena noticia. Entonces creo que las dos vamos a pasarla muy bien.-
En la cabeza de Alicia empezaron a dar vueltas viejos recuerdos del tiempo en que con Claudia habían convertido a Andrea en su constante víctima de tortura de cosquillas. Imaginó lo bueno que sería poder disfrutar el hermoso cuerpo de la pelirroja otra vez, y fantaseó con dejar que la mujer jugara con su cuerpo. Nunca se lo había permitido hacer a Claudia. Si bien ésta era más caliente, había algo en los ojos de aquella mujer, que la excitaba mucho.





Capítulo XIV


Próximas a llegar al sitio en que suponían encontrarían a su amiga y a la rehén, Andrea y Stella Maris, discutían su curso de acción.
-¿Qué haremos al llegar?- Preguntó Stella.
- Aún no lo sé.- Contestó Andrea. – Supongo que nos acercaremos con cuidado, analizaremos la situación, y a partir de ahí veremos que hacer.-
La contestación de la pelirroja era muy vaga, y Stella Maris no estaba muy conforme con ella. Ese plan no había funcionado cuando asaltaron la casa, y Daniela había caído prisionera. Podrían correr con la misma suerte en la estancia, y ella no estaba particularmente dispuesta a que unas mujeres la manosearan, aunque solo fuera para hacerle cosquillas.
- Como digas.- Replicó Stella Maris, con más diplomacia que aceptación verdadera.
Un camino de tierra se abría a un lado de la ruta. Condujeron el auto por allí, hasta una arboleda cercana, en donde lo estacionaron y prosiguieron a pie. Ya estaba atardeciendo, y se sentían más seguras al reparo de la oscuridad.
Después de un breve trayecto a pie, avistaron la residencia. En apariencia, no había guardias custodiándola, y las animó a acercase más.
En la casa, Alicia, Claudia y sus dos secuaces habían terminado de cenar.
-¿La vida en el campo puede ser un tanto aburrida, verdad?- Preguntó Florencia sin desparpajo.
Eugenia la miró sorprendida, Claudia lo hizo con severidad por ser una huésped insolente. Pero a Alicia el comentario no le importó.
- Por lo común suele serlo.- Contestó la dueña de casa. – Pero la cosa se anima según a quien tengas de visita.
Los ojos de Eugenia se desorbitaron. Por un momento temió lo peor. Si Florencia se aburría, seguro que intentaría divertirse, y sin otra mejor opción, volvería a torturarla haciéndole cosquillas. A menos que volviera a atarla a la cama, cosa que a la larga solo empeoraría las cosas para ella. Pero sacó esas ideas de su cabeza, y prestó atención a lo que Alicia tenía que decir.
- Cuando tienes invitados interesantes, siempre hay muy buenas historias que contar.- Dijo Alicia. – Y eso ameniza las noches, que es cuando hay menos cosas para hacer. Pero como te habrás dado cuenta, hay electricidad y tengo una antena satelital para la televisión, por si te aburres demasiado. Después de todo, estamos en el siglo veintiuno.- Concluyó la mujer.
- No fue mi intención faltarte al respeto.- Dijo Florencia, quien no había tenido una intensión real de ofender a nadie.
-¿Qué tipos de historias se cuentan?- Preguntó Eugenia con su clásica curiosidad.
- Cuando llega gente a la que conoces y no has visto durante un largo tiempo, lo normal es hablar de las cosas que han pasado en ese tiempo, como lo hace todo el mundo. O recuerdas cosas del pasado.- Respondió Alicia. -¿Les gustaría saber como Claudia y yo nos conocimos?- Preguntó Alicia con una sonrisa.
-¡Alicia, por favor!- Intervino Claudia.
Al parecer, la jefa de la pandilla no quería que sus chicas conocieran su historia pasada, al menos una parte de ella.
-¡Vamos, Claudia! ¿Qué tiene eso de malo? ¿No quieres que ellas conozcan tus debilidades?-
Acercándose a Alicia, Claudia le murmuró algo al oído.
- No creo que eso sea conveniente. Si saben lo que ha ocurrido entre nosotras, pueden perderme el respeto.- Dijo Claudia preocupada.
- Sí, puede ser que tengas razón.- Respondió Alicia. – Mejor dejaremos eso para otra oportunidad. Pero si quieren podrías jugar con alguna de las chicas que tenemos arriba.- Dijo alegremente.
- A mí me gustaría saber si la rubia que capturamos tiene cosquillas. No es importante para la operación de Claudia. ¿Qué les parece?- Exclamó Florencia.
- Por mí, no hay problema. ¿Qué dices tú, Claudia?- Intervino Alicia.
- Supongo que Florencia está en lo cierto. La chica podría ser una buena mensajera, y advertirle a las otras lo que puede ocurrirles si se meten con nosotras.- Afirmó Claudia. - ¿Qué propones?- Le preguntó a su amiga.
- Tengo una habitación equipada con cepos, potros, barras, grilletes, y todo ese tipo de cosas. Pero también podríamos utilizar algo más sencillo como un par de sillas, el sillón o la cama.-
-¡La cama!- Exclamó Florencia con entusiasmo. – Prepararíamos todo más rápidamente, y además podríamos atar a Romina a una silla para que lo viera todo.- Añadió con ansiedad.
- O podríamos hacer que se nos una temporalmente.- Dijo Alicia.
- Esa es una buena idea.- Acotó Claudia.
-¿Y si la chica no tiene cosquillas?- Preguntó incrédula Eugenia.
- Entonces te usaremos a ti.- Sentenció Florencia.
Se pusieron de pie, sin que ninguna dijera una palabra. Eugenia empezó a sentir miedo. Ninguna de las mujeres a cargo había refutado la última acotación de Florencia. Si la chica rubia no tenía cosquillas, la tomarían a ella como juguete, probablemente por toda la noche. Y con la ayuda de Romina tendría a cuatro mujeres haciéndole cosquillas al mismo tiempo. Eso sería terrible. Ahora sí que moriría. Permaneció sentada por un momento más, mientras todos esos pensamientos le daban vueltas en la cabeza. ¿Y si además de Romina, también hacían que la rubia también le hiciera cosquillas?
 
¡ Extraordinario !, simplemente fascinante, como las anteriores partes. Aunque la historia es larga no deja de ser intrigante y repleta de detalles, muy buén gusto para redactar historias, espero con impaciencia el capítulo final de esta fabulosa historia. ¡¡ Gracias una vez más, gabito !! 😉🙂.
 
What's New

10/21/2024
Stop by the TMF Welcome Forum and say hello to us!
Tickle Experiment
Door 44
Live Camgirls!
Live Camgirls
Streaming Videos
Pic of the Week
Pic of the Week
Congratulations to
*** Jojo45 ***
The winner of our weekly Trivia, held every Sunday night at 11PM EST in our Chat Room
Back
Top